Resumen historia de chile.
Cuando el conquistador español Pedro de Valdivia llegó a Chile en 1542 y fundó Santiago, que hasta estos días se mantiene como ciudad capital, existían en el país distintos pueblos con organizaciones y sistemas de vida que se adecuaban al clima y la geografía de su hábitat. Siguiendo la línea de norte a sur, estos habitantes primitivos se reunían en los siguientes grupos:
- Aymaras: pueblo altiplánico con una economía basada en el pastoreo y la agricultura.
- Atacameños: uno de los pueblos más desarrollados del norte del país, junto a los diaguitas. Se establecieron especialmente en las quebradas cordilleranas ubicadas entre Arica y San Pedro de Atacama.
- Changos: pescadores nómades que recorrían la costa desde Arica hasta Copiapó.
- Diaguitas: cultivaron el arte de la cerámica y habitaron valles entre Copiapó y Santiago.
- Incas: a pesar de que al imperio inca se lo vincula casi exclusivamente con Perú, este pueblo tuvo una marcada presencia en Chile desde 1470, año en el que extendió sus territorios hasta el sur del río Maule, expansión que los hizo influir significativamente en el desarrollo de los pueblos indígenas que habitaban esas tierras.
- Mapuches (o Araucanos): estos grandes guerreros son, sin duda, el pueblo indígena que puso mayor resistencia a la llegada de los españoles en el continente americano. Sus habitantes vivían en el territorio comprendido entre los ríos Itata y Toltén. Eran básicamente agricultores y se dividían en picunches, mapuches y huilliches.
- Canoeros: pescadores nómades y recolectores que se trasladaban por las islas del archipiélago de la Patagonia occidental. Se dividían en tres grupos: los Chonos, los Kawéskar y los Yamanas.
- Patagones: cazadores y recolectores nómades, estaban instalados en la pampa estepárica. Se dividían en los aónikenk y los selk nam.
- Polinésicos: pueblo que habitaba en Isla de Pascua.
La Conquista (1536-1599)
En 1536, el conquistador español Diego de Almagro viajó hasta la actual capital de Chile, Santiago, para iniciar la conquista de Chile, pero el difícil viaje y la escasez de oro lo hicieron volver prontamente a Perú. Seis años después, otro español, Pedro de Valdivia, inició la conquista definitiva al fundar Santiago, en 1542. Durante los primeros años, los españoles dividieron las tierras, organizaron a los indígenas y se dedicaron a traer al mayor número de colonos posible para consolidar su presencia en este nuevo territorio. Sin embargo, al avanzar hacia el extremo sur del país, los españoles se encontraron con los Mapuches o Araucanos, un pueblo guerrero que opuso gran resistencia a la dominación española. Durante largo tiempo, indios e ibéricos se disputaron centímetro a centímetro el territorio en duras batallas. Esta situación llegó a su fin en 1599, cuando los nativos lograron destruir todas las fundaciones españolas al sur de Concepción (actual Octava Región). La gran tenacidad y bravura de los mapuches les significó a los españoles grandes sacrificios y esfuerzos por recuperar estos territorios. De hecho, sólo pudieron restablecer su dominio en la región tras 300 años de constantes luchas y batallas. Esto se conoció posteriormente como la Guerra de Arauco.
La Colonia (1600-1810)
Debido a la fuerte resistencia del pueblo mapuche, los españoles decidieron instalarse básicamente en el territorio comprendido entre lo que actualmente conocemos como Copiapó (III región) y Concepción (VIII región). Allí se dedicaron a actividades de agricultura y a la explotación de yacimientos mineros. Las únicas ciudades establecidas como tales durante el siglo XVII y la mitad del siglo XVIII eran Santiago, La Serena y Concepción. Más tarde, con el aumento de la población, se fundaron nuevos centros urbanos como Copiapó, Rancagua, Curicó y Talca. El asentamiento de más habitantes en estos espacios facilitó la realización de importantes avances en las áreas de educación y cultura. Más allá de la distancia, las diferencias idiomáticas, las inclemencias del tiempo y la falta de recursos, el mayor problema que debieron enfrentar los españoles en territorio chileno fue la incesante resistencia mapuche, que alimentó los 300 años que duró la Guerra de Arauco. Durante el período de La Colonia, este conflicto, que había sido medianamente manejado por los hispanos, se convirtió en una amenaza real para la estabilidad de la Corona Española en nuestro país. Recién en 1882 el Ejército logró ocupar definitivamente el territorio controlado por los araucanos.
La Independencia (1810-1823)
A principios del siglo XIX, hechos como la Revolución Francesa y la Independencia de los Estados Unidos incrementaron los sentimientos independentistas de muchos americanos. En el caso de Chile, después de la invasión de Napoleón a España y la caída del Rey Fernando VII, en 1810, los criollos establecieron en Santiago una Junta Nacional de Gobierno para dirigir la Colonia a nombre del monarca. Esto fue considerado como una rebelión y comenzó una lucha entre los criollos y el Ejército Español enviado desde el Virreinato del Perú. Después de numerosas batallas, en 1818 se proclamó la Independencia Nacional y se nombró a Bernardo O’Higgins como Director Supremo del país.
Consolidación de la República (1823-1861)
Después de un largo período de anarquía, se estableció durante 30 años un régimen republicano, unitario, presidencial y autoritario. De esta forma, se logró terminar con los caudillos y mantener cierta estabilidad política y social. Hubo también una apertura comercial hacia el exterior y se incrementó la explotación de minerales, principalmente plata y cobre. En lo cultural, influyeron las ideas europeas a través del cultivo de las letras. En 1842 se funda la Universidad de Chile y en 1851 se inaugura el ferrocarril de Copiapó a Caldera. En esta época, también se fomentó la llegada de colonos alemanes al sur del país.
La República Liberal (1861-1891)
Durante este período, Chile logró mejorar considerablemente su situación económica debido a la explotación de importantes yacimientos mineros de plata, cobre y salitre en el norte del país. Sin embargo, esta bonanza económica trajo consigo una serie de problemas con Perú y Bolivia, ya que estos países miraban con gran interés los atractivos económicos de la zona. Esta rivalidad derivó en 1879 en la Guerra del Pacífico, de la que Chile salió victorioso. Con ello, el país se consolidó como una potencia militar y como el mayor productor de salitre natural del mundo, químico de gran utilización en ambas guerras mundiales. Gracias a esta bonanza surgió una nueva clase dominante, enriquecida por la minería, y se inició una serie de adelantos en los distintos sectores de la economía nacional. Los grandes cambios que se produjeron en el país durante todo este período generaron en las nuevas clases influyentes un espíritu más liberal que se oponía al tipo de gobierno presidencialista que regía hasta ese momento. Esa fue la génesis de un conflicto social y político que culminó con la Revolución de 1891, tras la cual fue derrocado el Presidente José Manuel Balmaceda y se instauró un régimen de gobierno parlamentario.
El Parlamentarismo (1891-1925)
Con este nuevo sistema de gobierno, que se inicia con el presidente Jorge Montt, el Primer Mandatario perdió prácticamente todo el poder, el que pasó a manos del Parlamento, constituido por la clase dominante, lo que generó un gran desorden político, social y económico. A principios del siglo pasado, la crisis llegó a tal extremo que la clase trabajadora comenzó a exigir cambios que mejoraran su calidad de vida y, en 1909, se creó la primera organización sindical del país. En 1920 fue elegido Presidente Arturo Alessandri Palma -quien gobernó hasta 1925-, lo que fue visto como un triunfo de la clase media. Mientras tanto, el salitre seguía siendo el pilar fundamental de la economía chilena. La situación se mantuvo hasta que Alemania inventó el salitre sintético durante la Primera Guerra Mundial. En 1925 se promulgó una nueva Constitución, la que terminó con el parlamentarismo y volvió a reforzar el poder del Presidente.
La República Democrática (1925-2000)
Las nuevas reformas y el surgimiento y consolidación de nuevos grupos sociales hicieron que, entre 1925 y 1932, se creara cierta inestabilidad política y social, marcada por distintas intervenciones militares. Sólo en 1932, con la reelección de Alessandri, se logró volver a la constitucionalidad. Desde esta fecha fueron surgiendo con más fuerza las alianzas políticas y se realizó una serie de reformas sociales por medio de leyes como el seguro obrero, salud, educación y jubilación. En el desarrollo económico, se sigue el modelo en el que el Estado cumplía un papel fundamental. Un ejemplo de ello fue la creación de la Corporación de Fomento (Corfo) como un organismo encargado del desarrollo industrial.
En 1964 asume la presidencia Eduardo Frei Montalva, militante de la Democracia Cristiana que, bajo el lema de “la revolución en libertad”, inicia en Chile una etapa política marcada por la Doctrina Social de la Iglesia, que llamaba acercar el progreso económico a los sectores más desposeídos. Frei inicia una de las transformaciones más significativas en la historia económica del país al poner en marcha la Reforma Agraria, cuya implementación sería el germen de una crisis política posterior. Es la misma época en que la Unión Soviética consolida su sistema político e inicia una expansión ideológica que tiene su máxima expresión en el apoyo económico, militar y político al régimen de Fidel Castro en Cuba. Estas ideologías llegan también a Chile y fortalecen a la izquierda parlamentaria, que llega al poder con Salvador Allende en 1970, quien, a pesar de no haber ganado la elección por mayoría absoluta, accede a La Moneda luego de que una sesión del Congreso Pleno le entregara el mando de la nación.
Allende y la Unidad Popular inician una experiencia única en América Latina, al estatizar las fuentes productivas que estaban en manos privadas y al aplicar el modelo socioeconómico soviético, que incluía fijación de precios y racionamiento de los insumos básicos. En ese plano, destaca la nacionalización del cobre, industria que sostiene hasta estos días la economía y que, por primera vez, pasó a manos chilenas. Sin embargo, estos drásticos cambios sociales, sumados al surgimiento de grupos de ultraizquierda más radicales que abogaban por la “vía armada hacia el socialismo”, generaron un clima de gran inestabilidad social.
Poco a poco Allende se fue separando más de la Democracia Cristiana, que le dio su apoyo en el Congreso Pleno, lo que generó una gran división política en el Parlamento y también fuera de él. Incesantes cambios de gabinete, que incluyeron a militares en la última etapa, así como una inflación descontrolada evidenciaban la crisis que se vivía. La violencia se apoderó de las calles y tanto los sectores económicos, que se vieron despojados de sus pertenencias industriales y agrícolas, así como un pueblo desabastecido por interminables huelgas de camioneros y transportistas, exigían un cambio inmediato en medio de un quiebre institucional nunca antes visto en Chile.
Luego de un intento fallido en junio, el 11 de septiembre de 1973, una junta militar integrada por los cuatro comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas y de Orden, y liderada por el general Augusto Pinochet, decide derrocar al Presidente Salvador Allende, quien se quita la vida en medio de un bombardeo a la sede de Gobierno. Los militares clausuran el Congreso, prohíben cualquier actividad política e inician un período de reconstrucción nacional que, en una primera etapa, se aboca al restablecimiento de la actividad económica, al desmantelamiento del régimen socialista y, en 1978, a la implementación de una nueva Carta Fundamental. Miles de personas fueron detenidas y ejecutadas, mientras que otras tantas debieron salir al exilio. Esto generó gran repudio mundial. La junta militar logró en 17 años de gobierno implementar un exitoso sistema económico autónomo que permitió un gran crecimiento.
En 1988 un plebiscito convocado por el mismo gobierno obliga a llamar a elecciones libres, con lo cual, en 1990, se pone fin al régimen de facto y se reanuda la actividad parlamentaria. Tres han sido los presidentes que, desde esa fecha, han llegado hasta La Moneda apoyados por la misma coalición de centro izquierda: Patricio Aylwin (1990-1994) y Eduardo Frei (1994-2000), ambos demócratacristianos, y los socialistas Ricardo Lagos(2000-2006)y Michelle Bachelet (2006-hoy)
No hay comentarios:
Publicar un comentario